viernes, 22 de septiembre de 2017
viernes, 8 de septiembre de 2017
domingo, 6 de agosto de 2017
sábado, 1 de julio de 2017
miércoles, 21 de junio de 2017
domingo, 28 de mayo de 2017
miércoles, 17 de mayo de 2017
jueves, 27 de abril de 2017
viernes, 7 de abril de 2017
jueves, 30 de marzo de 2017
domingo, 26 de marzo de 2017
miércoles, 22 de marzo de 2017
domingo, 5 de marzo de 2017
domingo, 26 de febrero de 2017
viernes, 24 de febrero de 2017
El histórico descubrimiento de los exoplanetas y «la prueba de vida» en otros mundos
La estrategia de comunicación fue la habitual para los grandes acontecimientos. La NASA
divulgó en su página web con varios días de antelación el anuncio de un
descubrimiento importante, lo que alimenta el interés por la noticia y
desata todo tipo de conjeturas y especulaciones.
Solo que en la mayoría de las ocasiones las expectativas se ven
defraudadas. Pero esta vez no ha sido así y lo que se suponía que iba a
ser el mayor anuncio de la historia sobre el descubrimiento de exoplanetas, astros que giran sobre estrellas como nuestro Sol, lo ha sido realmente.
Un equipo internacional de científicos liderados por la NASA han desvelado la existencia de un sistema de siete planetas del tamaño de la Tierra que orbitan alrededor de una estrella enana y ultrafría, Trappist-1, situada a tan «solo» 40 años luz de distancia de nosotros. Es demasiado lejos aún como para poder llegar con la tecnología actual a este sistema solar similar al nuestro, algo que nunca hasta ahora se había encontrado, pero, a día de hoy, es ya un objetivo prioritario para poder encontrar vida fuera de nuestros mundos más cercanos.
Según el estudio publicado ayer en la revista científica Nature y de acuerdo con las declaraciones ofrecidas por los responsables de la NASA, tres de los siete planetas se encuentran en la zona habitable, lo que significa que podrían albergar océanos de agua en sus superficies, lo que aumenta la posibilidad de que los astros que giran en torno a Trappist-1, una estrella situada en la constelación de Acuario de tan solo el 8 % del tamaño del Sol, similar al de Júpiter, puedan acoger vida. Seis de los siete cuerpos también son, probablemente, rocosos. Si esta configuración planetaria es común, nuestra galaxia podría estar repleta de planetas como la Tierra. El descubrimiento de los exoplanetas abre grandes oportunidades.
El hecho de que Trappist-1 sea una estrella enana roja muy fría implica que la energía que proporciona a los exoplanetas descubiertos es parecida a la recibida por los que se encuentran en la zona interior de nuestro sistema solar. De hecho, tres de los nuevos astros, bautizados como c, d y f, reciben cantidades de energía similares a las de Venus, la Tierra y Marte, respectivamente. Sin embargo, son e, f y g los que orbitan alrededor de la zona habitable de la estrella y los que podrían tener océanos de agua en su superficie. https://www.youtube.com/watch?v=bnKFaAS30X8 fuente http://www.lavozdegalicia.es
Un equipo internacional de científicos liderados por la NASA han desvelado la existencia de un sistema de siete planetas del tamaño de la Tierra que orbitan alrededor de una estrella enana y ultrafría, Trappist-1, situada a tan «solo» 40 años luz de distancia de nosotros. Es demasiado lejos aún como para poder llegar con la tecnología actual a este sistema solar similar al nuestro, algo que nunca hasta ahora se había encontrado, pero, a día de hoy, es ya un objetivo prioritario para poder encontrar vida fuera de nuestros mundos más cercanos.
Según el estudio publicado ayer en la revista científica Nature y de acuerdo con las declaraciones ofrecidas por los responsables de la NASA, tres de los siete planetas se encuentran en la zona habitable, lo que significa que podrían albergar océanos de agua en sus superficies, lo que aumenta la posibilidad de que los astros que giran en torno a Trappist-1, una estrella situada en la constelación de Acuario de tan solo el 8 % del tamaño del Sol, similar al de Júpiter, puedan acoger vida. Seis de los siete cuerpos también son, probablemente, rocosos. Si esta configuración planetaria es común, nuestra galaxia podría estar repleta de planetas como la Tierra. El descubrimiento de los exoplanetas abre grandes oportunidades.
«Los siete planetas tienen temperaturas de entre 0 y 100 grados centígrados, lo suficientemente bajas como para hacer posible la presencia de agua líquida en sus superficies», según se destaca en el estudio en Nature.The TRAPPIST-1 star & 7 Earth-sized planets orbiting it, are relatively close to us; located ~40 light-years away: https://t.co/QS80AnZ2Jg pic.twitter.com/GiKAFXyNvo— NASA (@NASA) February 22, 2017
Los próximos pasos tras el descubrimiento de los exoplanetas
«Los próximos pasos serán detectar y medir la atmósfera de todos
estos planetas, una tarea en la que se involucrarán equipos de todo el
mundo», explica Didier Queloz, coautor del trabajo e investigador del
Observatorio de Ginebra. De hecho, el telescopio espacial Hubble
de la NASA ya está siendo utilizado para buscar atmósferas alrededor de
estos astros, con vistas a que en el futuro se puedan detectar
marcadores indicativos de posibles signos de vida. «Con la próxima
generación de telescopios como el europeo E-ELT o el James Webb de
la NASA pronto podremos buscar agua, e incluso pruebas de vida en estos
mundos», asegura un entusiasmado Emmanuël Jehin, uno de los miembros
del equipo que participó en el hallazgo.El hecho de que Trappist-1 sea una estrella enana roja muy fría implica que la energía que proporciona a los exoplanetas descubiertos es parecida a la recibida por los que se encuentran en la zona interior de nuestro sistema solar. De hecho, tres de los nuevos astros, bautizados como c, d y f, reciben cantidades de energía similares a las de Venus, la Tierra y Marte, respectivamente. Sin embargo, son e, f y g los que orbitan alrededor de la zona habitable de la estrella y los que podrían tener océanos de agua en su superficie. https://www.youtube.com/watch?v=bnKFaAS30X8 fuente http://www.lavozdegalicia.es
jueves, 9 de febrero de 2017
jueves, 2 de febrero de 2017
Confirman que hay un «continente perdido» bajo el océano Índico
Científicos han confirmado que hay un «continente perdido» bajo la
isla Mauricio en el Océano Índico, resto de la desintegración del
supercontinente Gondwana, hace 200 millones de años.
El pedazo de corteza, que fue posteriormente cubierto por lava joven durante las erupciones volcánicas en la isla, parece ser una pequeña pieza del continente antiguo, que se rompió desde la isla de Madagascar, cuando África, la India, Australia y la Antártida se separaron y formaron el océano Índico.
«Estudiamos el proceso de ruptura de los continentes, con el fin de comprender la historia geológica del planeta» dice el geólogo Lewis Ashwal, de la Universidad de Wits, autor principal de la investigación, que se ha publicado en Nature Communications.
Ashwal y sus colegas Michael Wiedenbeck del Centro Alemán de Investigación para las Geociencias (GFZ) y Trond Torsvik de la Universidad de Oslo, han descubierto que un mineral, el zircono, se encuentra en rocas arrojadas por lava durante las erupciones volcánicas. Los restos de este mineral eran demasiado antiguos para pertenecer a la isla de Mauricio.
«La Tierra está formada por dos partes: los continentes, que son viejos y los océanos, que son jóvenes». En los continentes se encuentran rocas de más de cuatro mil millones de años, pero no hay nada parecido en los océanos. Es donde se forman nuevas rocas», explica Ashwal. «Mauricio es una isla, y no hay roca de más de nueve millones de años en la isla, sin embargo, al estudiar las rocas de la isla, hemos encontrado zircones que son tan viejos como tres mil millones de años».
Los zircones son minerales que se producen principalmente en granitos de los continentes. Contienen trazas de uranio, torio y plomo, y debido al hecho de que sobreviven muy bien al proceso geológico, contienen un rico registro de procesos geológicos y pueden fecharse con gran precisión.
«El hecho de que hayamos encontrado zircones de esta edad demuestra que en Mauricio existen materiales de la corteza terrestre mucho más antiguos, que sólo pudieron originarse en un continente», dice Ashwal.
Esta no es la primera vez que zircones de miles de millones de años se han encontrado en la isla. Un estudio hecho en 2013 ha encontrado rastros del mineral en la arena de la playa. Sin embargo, este estudio recibió algunas críticas, incluyendo que el mineral podría haber sido soplado por el viento, o llevado en los neumáticos del vehículo o los zapatos de los científicos.
«El hecho de que encontramos los zircones antiguos en la roca (traquita de 6 millones de años), corrobora el estudio anterior y refuta cualquier sugerencia de zircones aerotransportados o transportados por las olas para explicar los resultados anteriores», agregó Ashwal.
Ashwal sugiere que hay muchas piezas de varios tamaños de «continente desconocido», colectivamente llamado «Mauritia», extendido bajo el Océano Índico, restos de la desintegración de Gondwana.
«De acuerdo con los nuevos resultados, esta ruptura no implicó una simple división del antiguo supercontinente de Gondwana, sino más bien una fragmentación compleja que tuvo lugar con fragmentos de corteza continental de tamaños variables dejados a la deriva dentro de la cuenca del Océano Índico en evolución».
Gondwanaland es un súper continente que existía hace más de 200 millones de años y que contenía rocas de 3.600 millones de años, antes de dividirse en lo que hoy son los continentes de África, América del Sur, Antártida, India y Australia. La división se produjo debido al proceso geológico de la tectónica de placas. Este es el proceso donde la cuenca del océano está en movimiento continuo, y se mueve entre 2 cm y 11 cm por año. Los continentes montan sobre las placas que componen el fondo oceánico, lo que provoca el movimiento de los continentes. fuente
El pedazo de corteza, que fue posteriormente cubierto por lava joven durante las erupciones volcánicas en la isla, parece ser una pequeña pieza del continente antiguo, que se rompió desde la isla de Madagascar, cuando África, la India, Australia y la Antártida se separaron y formaron el océano Índico.
«Estudiamos el proceso de ruptura de los continentes, con el fin de comprender la historia geológica del planeta» dice el geólogo Lewis Ashwal, de la Universidad de Wits, autor principal de la investigación, que se ha publicado en Nature Communications.
Ashwal y sus colegas Michael Wiedenbeck del Centro Alemán de Investigación para las Geociencias (GFZ) y Trond Torsvik de la Universidad de Oslo, han descubierto que un mineral, el zircono, se encuentra en rocas arrojadas por lava durante las erupciones volcánicas. Los restos de este mineral eran demasiado antiguos para pertenecer a la isla de Mauricio.
«La Tierra está formada por dos partes: los continentes, que son viejos y los océanos, que son jóvenes». En los continentes se encuentran rocas de más de cuatro mil millones de años, pero no hay nada parecido en los océanos. Es donde se forman nuevas rocas», explica Ashwal. «Mauricio es una isla, y no hay roca de más de nueve millones de años en la isla, sin embargo, al estudiar las rocas de la isla, hemos encontrado zircones que son tan viejos como tres mil millones de años».
Los zircones son minerales que se producen principalmente en granitos de los continentes. Contienen trazas de uranio, torio y plomo, y debido al hecho de que sobreviven muy bien al proceso geológico, contienen un rico registro de procesos geológicos y pueden fecharse con gran precisión.
«El hecho de que hayamos encontrado zircones de esta edad demuestra que en Mauricio existen materiales de la corteza terrestre mucho más antiguos, que sólo pudieron originarse en un continente», dice Ashwal.
Esta no es la primera vez que zircones de miles de millones de años se han encontrado en la isla. Un estudio hecho en 2013 ha encontrado rastros del mineral en la arena de la playa. Sin embargo, este estudio recibió algunas críticas, incluyendo que el mineral podría haber sido soplado por el viento, o llevado en los neumáticos del vehículo o los zapatos de los científicos.
«El hecho de que encontramos los zircones antiguos en la roca (traquita de 6 millones de años), corrobora el estudio anterior y refuta cualquier sugerencia de zircones aerotransportados o transportados por las olas para explicar los resultados anteriores», agregó Ashwal.
Ashwal sugiere que hay muchas piezas de varios tamaños de «continente desconocido», colectivamente llamado «Mauritia», extendido bajo el Océano Índico, restos de la desintegración de Gondwana.
«De acuerdo con los nuevos resultados, esta ruptura no implicó una simple división del antiguo supercontinente de Gondwana, sino más bien una fragmentación compleja que tuvo lugar con fragmentos de corteza continental de tamaños variables dejados a la deriva dentro de la cuenca del Océano Índico en evolución».
Gondwanaland es un súper continente que existía hace más de 200 millones de años y que contenía rocas de 3.600 millones de años, antes de dividirse en lo que hoy son los continentes de África, América del Sur, Antártida, India y Australia. La división se produjo debido al proceso geológico de la tectónica de placas. Este es el proceso donde la cuenca del océano está en movimiento continuo, y se mueve entre 2 cm y 11 cm por año. Los continentes montan sobre las placas que componen el fondo oceánico, lo que provoca el movimiento de los continentes. fuente
sábado, 28 de enero de 2017
viernes, 13 de enero de 2017
martes, 10 de enero de 2017
misiÓn de la NASA viajará a un planeta desaparecido para esplicar el origen de todo
La agencia espacial de EE UU acaba de
aprobar una misión espacial al mayor asteroide metálico del Sistema
Solar. Se llama 16 Psique y es un cuerpo de 210 kilómetros de diámetro
en el Cinturón de Asteroides, entre Marte y Júpiter.
La inmensa mayoría de los asteroides
conocidos están hechos de roca y hielo. 16 Psique es una rareza porque
está compuesto de hierro y níquel. Los responsables de la nueva misión,
bautizada Psyche, piensan que este asteroide es el núcleo de un
antiguo planeta del Sistema Solar que tenía el tamaño de Marte y que
perdió todas sus capas exteriores hace miles de millones de años por
colisiones con otros cuerpos.
“Esta es una oportunidad para explorar
un nuevo tipo de mundo”, ha dicho Lindy Elkins-Tanton, de la Universidad
Estatal de Arizona y líder de la misión. La Tierra y probablemente el
resto de planetas rocosos tienen núcleos metálicos que son totalmente
inaccesibles para la ciencia, lo que aumenta el interés de esta misión,
según sus responsables. “16 Psique es el único objeto de su clase en
todo el Sistema Solar y la única forma de que los humanos visitemos un
núcleo [planetario]”, asegura Elkins-Tanton en una nota difundida por la
NASA.
Psyche se lanzará en otoño de
2023 y llegará a su destino en 2030. El proyecto pertenece a la clase
Discovery, misiones de coste reducido (unos 440 millones de dólares)
pero con un alto potencial científico.
Mientras Psyche aclarará cómo
se forman los planetas y se dividen en diferentes capas, Lucy, otra
misión de la misma clase que también acaba de ser aprobada por la NASA,
tiene como objetivo reconstruir qué sucedió en el Sistema Solar en su
más tierna infancia, unos 10 millones de años después del nacimiento del
Sol.
Viaje a un agujero negro
En 2021, Lucy despegará hacia Júpiter.
Su objetivo es alcanzar los asteroides Troyanos que comparten órbita con
el gigante gaseoso. Los astrónomos creen que estos cuerpos provienen de
regiones mucho más lejanas y están hechos del material original con el
que después se formaron los planetas exteriores. “Lucy, al igual que el
fósil humano del que recibe su nombre, revolucionará el conocimiento
sobre nuestros orígenes”, ha dicho Harold Levison, investigador
principal de la nueva misión.
La NASA también ha confirmado esta
semana el lanzamiento de otra misión encargada de estudiar objetos mucho
más lejanos y violentos. Los agujeros negros y las estrellas de
neutrones son invisibles a los telescopios convencionales. Ambos son los
restos de estrellas que murieron. Unas se convierten en un amasijo de
neutrones con un diámetro de unos 10 kilómetros, y tan comprimidas que
una cucharadita de estrella de neutrones pesa unos 10 millones de
toneladas. Los agujeros negros son incluso más densos. Una forma de
poder observar estos cuerpos es a través del gas que les rodea. A medida
que el gas se acerca a estos cuerpos, se acelera hasta alcanzar
temperaturas de millones de grados, con lo que los átomos comienzan a
emitir rayos. La nueva misión de la NASA (IXPE) es una sonda dotada con
tres telescopios capaces de captar esa radiación y estudiar la física en
el entorno de estos cuerpos invisibles. -http://noticiaaldia.com-
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