Muy pocos saben, incluso buena parte de los
rianxeiros, que el municipio arousano esconde un tesoro. Está en el
lugar de Abuín, en la parroquia de Leiro, desde hace siglos, pero nunca
nadie llegó a desenterrarlo, y ninguno de los que conocen el misterioso
lugar recomendaría a otra persona que se aventurase a buscar las
riquezas ocultas entre las piedras y la maleza. Porque está maldito, o
eso dice la leyenda. Su hechizo llevó a toda una aldea a desaparecer.
La historia de la aldea maldita cabalga entre lo
mítico y lo real con una única certeza: que fue abandonada por sus
habitantes después de la muerte de buena parte de ellos. Hoy, el aspecto
de ese antiguo núcleo se acerca bastante a lo que la imaginación de
cualquiera puede atribuir a un lugar maldito.
Para llegar al lugar hay que dejar el coche y
acercarse a pie, adentrándose en el monte, donde la altitud de los
árboles apenas deja pasar la luz del día. No hay que caminar mucho para
ver los primeros vestigios. Entre hiedras, árboles, silvas y maleza
continúan en pie los muros de tres viviendas, y restos por los que se
adivina la existencia de otras casas, e incluso caminos por los que los
habitantes de la aldea se dirigían a sus trabajos en el campo.
¿Qué ocurrió con esa gente? La leyenda dice que
cayó sobre ellos una maldición, aunque hay distintas versiones sobre el
origen del meigallo que acabó con la vida en el lugar. El saqueo
del monasterio de Armenteira, un tesoro oculto por una familia, un cáliz
arrojado por un cura que hará recaer una maldición sobre quien lo
recoja o un botín enterrado por los pueblos nórdicos son algunas de las
explicaciones que ofrece la sabiduría popular. Incluso hay cuentos que
dicen que todas las demás leyendas se inventaron.
Más allá de las distintas versiones que explican la
procedencia de la maldición, en lo que sí hay coincidencia es en las
consecuencias que aquel mal agüero tuvo para los habitantes de la aldea.
Plagas que acabaron con la vida de cuanto encontraron a su paso están
detrás de que los cuatro muros que quedan en pie en Abuín sean conocidos
en la zona como la aldea maldita.
Fecha de la plaga
De acuerdo con la creencia popular, es imposible
determinar cuándo tuvo lugar esta plaga, pues las fechas se pierden en
la memoria al remontarse a varias generaciones atrás.
Pero, por increíble que pueda parecer, hay una
explicación racional, alejada de leyendas y maldiciones, que arroja luz
sobre lo que ocurrió en la aldea maldita y que incluso le pone fecha al
abandono: entre el siglo XIV y XV.
El arqueólogo Víctor Barbeito conoce su historia, y
vincula la llegada de la peste a la comarca barbanzana desde el puerto
de O Grove, allá por el siglo XIV. Aquel fue el episodio más virulento
de la enfermedad, que causó en Europa 25 millones de muertos, lo que
supone que una de cada tres personas fallecieron a consecuencia de la
infección.
La rapidez con la que se propagó la peste,
aniquilando a buena parte de la población, llevó a la gente a creer que
se trataba de un castigo divino, por lo que abandonaban, para no volver
jamás, la aldea en la que vivían pensando que estaba maldita.
Paradójicamente, no se iban muy lejos, ya que las tierras de cultivo
estaban cerca de las casas y creaban nuevos asentamientos próximos a los
antiguos. Eso mismo ocurrió en el caso de la aldea maldita de Abuín,
pues casi al lado hay aún viviendas habitadas, alguna tan antigua que
casi podría datar de la fecha en la que el pueblo fue abandonado.
Fue Castelao el encargado de recoger las creencias
populares para consolidar, con un relato sobre su historia, el mito de
la aldea maldita. El escritor y galleguista plasmó en Cousas, en
concreto en el cuento Camiño esquecido, esta leyenda. Quién sabe si
basada en lo ocurrido en Abuín.
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